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Trazando hilos: Mi viaje como antropóloga mayense

Lina Eugenia Barrios Escobar

Desde niña, el deseo de ser antropóloga se arraigó en mi corazón después de descubrir el fascinante relato del Popol Wuj a través del libro: “Guatemala Historia Gráfica” de Enrique Gordillo Barrios. Eso a pesar de las dudas de algunos de mis amigos sobre la viabilidad económica de esta especialidad, porque para ellos lo mejor era ser abogada o médica, pero el apoyo de mis padres y mi propia determinación, me llevaron a iniciar mi camino.  

Gané una beca para estudiar antropología en la Universidad del Valle de Guatemala. Después de graduarme, enfrenté la realidad del mercado laboral, pero mi persistencia y la confianza de mi padre me ayudaron a superar esos desafíos. Incluso antes de obtener mi título, me sumergí en la creación de mi primera monografía textil sobre San Pedro Sacatepéquez. Aprendí a tejer y descubrí el simbolismo y las historias que se entretejen en cada diseño, dando vida a mi primer libro y abriendo las puertas para escribir otros 19, en los cuales abordo temas relevantes relacionados con autoridades indígenas. 

En noviembre de 2023 cumplí 39 años como antropóloga, y me siento realizada al haber contribuido significativamente en dos temas que me apasionan: En primer lugar, he explorado la inmensa riqueza del arte textil de las mujeres mayas, que transmiten la comunicación con la madre naturaleza y su cosmovisión a través de los tejidos; el colorido arte de la abuela Ixchel, cuyo nombre significa arco iris, el entretejer colores e hilos que cuentan nuestras raíces. En segundo lugar, he profundizado en la historia de las autoridades indígenas, guardianes de tradiciones que resisten desde hace milenios, manteniendo viva la cultura maya. 

Durante mi andar, he llevado a cabo peritajes culturales que han protegido a personas mayas de sanciones injustas por practicar sus costumbres y mantener viva su organización social. Los reconocimientos nacionales que he recibido como el que me otorgó la Asociación Vicenta Laparra de la Cerda, la Oficina Nacional de la Mujer y los reconocimientos internacionales: Premio Iberoamericano a la Igualdad de la Mujer y Premio Iberoamericano a la Investigación Municipal, no solo fueron para mí, sino para el pueblo Maya. Cada premio representó un logro colectivo, un reconocimiento a la riqueza de nuestra cultura. 

Además de mi licenciatura en Antropología, soy maestranda en Análisis Estratégico, Seguridad y Geopolítica por la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala. He sido catedrática universitaria, escritora, conferencista y consultora. 

El camino no ha sido fácil, pero el Popol Wuj me enseñó a agradecer las energías creadoras, por permitirme seguir mis sueños y ser feliz. Mi consejo para todos es simple: estudien lo que les gusta, sigan sus pasiones y contribuyan a enriquecer el mundo con su conocimiento. En cada hilo tejido, en cada palabra escrita, encontramos la esencia de nuestra identidad y contribuimos a preservar la diversidad cultural que nos hace únicos. 

Insto a las mujeres jóvenes a escribir, a perder el miedo a plasmar sus ideas en un documento, es hermosa la sensación cuando le dicen: aprendí de su libro; todas y todos tenemos algo que contar.