Los algoritmos que pueden cambiar la data genómica
El Ácido Desoxirribonucleico (ADN) es increíble. ¿Cómo algo tan simple que se recoge en tres letras puede contener la riqueza total de la vida humana? Y ¿cómo el ser humano mismo ha llegado a descubrir esos secretos de la naturaleza? Descubrirlos es el trabajo que se ha desarrollado partiendo de la curiosidad infantil, porque los niños no descansan hasta encontrar la respuesta a sus dudas.
Como genetista computacional, trato de practicar esa determinación a diario. Tengo el privilegio de actuar como una minera, excavando asociaciones estadísticas entre el código genético para entender las causas moleculares de diferentes fenotipos y enfermedades. Todo gracias a los avances tecnológicos que han permitido la secuenciación del ADN de millones de personas y que ha facilitado a la comunidad científica recolectar un tesoro de información biológica.
En realidad, a diferencia de mis colegas, yo no estudié para hacer lo que ahora hago. Mi formación académica fue en Ciencias Cognitivas. Aprendí sobre los elementos que desarrollan inteligencia, tanto en seres humanos como en computadoras.
Pero un día me dieron un proyecto de algoritmos aplicados a filogenética y empecé a pensar en usar mis habilidades computacionales para investigar preguntas biológicas.
Cuando inició la pandemia leí muchísimo sobre biología. Como muchos encerrados en casa, querían entender cómo un agente viral tan microscópico podía causar tanto daño. Poco después de recibir mi diploma universitario, me uní a un laboratorio en Nueva York donde analicé cómo el virus infectaba diferentes tipos de células. Este fue mi primer trabajo en lo que se conoce como investigación de laboratorio húmedo. Pasé de no saber cómo manejar una pipeta, a crecer culturas en 3D con células madre.
Trabajo desde hace ya dos años en los Institutos de Investigación Biomédica de Gladstone, California. Durante este tiempo he construido algoritmos que pueden manipular data genómica para visualizarla y entender los mecanismos de regulación que controlan a diferentes células.
Mi siguiente paso es, estudiar un doctorado en biología computacional. A pesar de vivir en Estados Unidos, uno de mis principales objetivos es trabajar con científicos guatemaltecos y latinoamericanos para que la aplicación de nuestro trabajo beneficie a los países en los cuales crecimos.
Como genetista computacional, trato de practicar esa determinación a diario. Tengo el privilegio de actuar como una minera, excavando asociaciones estadísticas entre el código genético para entender las causas moleculares de diferentes fenotipos y enfermedades. Todo gracias a los avances tecnológicos que han permitido la secuenciación del ADN de millones de personas y que ha facilitado a la comunidad científica recolectar un tesoro de información biológica.
En realidad, a diferencia de mis colegas, yo no estudié para hacer lo que ahora hago. Mi formación académica fue en Ciencias Cognitivas. Aprendí sobre los elementos que desarrollan inteligencia, tanto en seres humanos como en computadoras.
Pero un día me dieron un proyecto de algoritmos aplicados a filogenética y empecé a pensar en usar mis habilidades computacionales para investigar preguntas biológicas.
Cuando inició la pandemia leí muchísimo sobre biología. Como muchos encerrados en casa, querían entender cómo un agente viral tan microscópico podía causar tanto daño. Poco después de recibir mi diploma universitario, me uní a un laboratorio en Nueva York donde analicé cómo el virus infectaba diferentes tipos de células. Este fue mi primer trabajo en lo que se conoce como investigación de laboratorio húmedo. Pasé de no saber cómo manejar una pipeta, a crecer culturas en 3D con células madre.
Trabajo desde hace ya dos años en los Institutos de Investigación Biomédica de Gladstone, California. Durante este tiempo he construido algoritmos que pueden manipular data genómica para visualizarla y entender los mecanismos de regulación que controlan a diferentes células.
Mi siguiente paso es, estudiar un doctorado en biología computacional. A pesar de vivir en Estados Unidos, uno de mis principales objetivos es trabajar con científicos guatemaltecos y latinoamericanos para que la aplicación de nuestro trabajo beneficie a los países en los cuales crecimos.