La curiosidad que lleva a navegar en aguas desconocidas… y a estudiar células madre
La naturaleza nunca me ha dejado de sorprender. Recuerdo haberme impresionado el día que conocí las células, no podía creer lo complejas y organizadas que esas cositas feas podían ser.
La curiosidad la heredé de mi madre, la primera de la familia en asistir a la universidad. Fue ella quien me enseñó a navegar en aguas desconocidas, incluso si tienes miedo.
En bachillerato gané la medalla de oro en química en las Olimpiadas Nacionales de Ciencias de la Universidad de San Carlos (USAC). Allí conocí la existencia de la universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) donde descubrí que era posible trabajar con células para la medicina regenerativa y no era algo que pasaba solamente en las películas.
Decidí estudiar bioquímica y microbiología en la Universidad del Valle de Guatemala, porque sabía que esto me llevaría a aprender más sobre esas diminutas cosas de aspecto poco agradable.
El camino inicial fue tortuoso, primero me enteré de que en Guatemala y mi carrera no teníamos los recursos necesarios para trabajar con células mamíferas en nuestros laboratorios. Pero como mi madre me enseñó, navegué como pude. Coorganicé un congreso al que invitamos al doctor Juan René Álvarez Domínguez, guatemalteco experto en Biología Regenerativa y de Células Madre de la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachussets. Él presentó su investigación generando células beta pancreáticas a partir de células madre.
Resultado de mi interés en el trabajo del doctor Álvarez, se me presentó la oportunidad de asistir al laboratorio de dicha universidad como pasante de verano, pero una vez más encontré una barrera, pues la pandemia ocurrió y detuvo los planes.
Pero pensé, si yo no puedo ir a las células, ellas tendrían que venir a mí. Le pregunté al doctor Álvarez si podía enviar algunas células a Guatemala y ayudarme a establecerlas. Así nació mi proyecto de tesis: Regulación nutricional de la expresión de Dec1 en células ß pancreáticas. Así que con la ayuda del doctor Álvarez y la doctora Pamela Pennington, logré establecer la primera línea celular mamífera dentro del Departamento de Bioquímica y Microbiología.
En el 2022, asistí a la Universidad de Pennsylvania a laborar dentro del nuevo laboratorio. Estoy cumpliendo mi sueño de trabajar en medicina regenerativa. Actualmente genero células beta pancreáticas a partir de células madre, las cuales generan perfiles de expresión genética y también utilizo tecnologías de edición genérica como CRSPR-Cas9.
Este es solo el inicio de mi viaje como científica. Aún queda un océano por descubrir.
La curiosidad la heredé de mi madre, la primera de la familia en asistir a la universidad. Fue ella quien me enseñó a navegar en aguas desconocidas, incluso si tienes miedo.
En bachillerato gané la medalla de oro en química en las Olimpiadas Nacionales de Ciencias de la Universidad de San Carlos (USAC). Allí conocí la existencia de la universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) donde descubrí que era posible trabajar con células para la medicina regenerativa y no era algo que pasaba solamente en las películas.
Decidí estudiar bioquímica y microbiología en la Universidad del Valle de Guatemala, porque sabía que esto me llevaría a aprender más sobre esas diminutas cosas de aspecto poco agradable.
El camino inicial fue tortuoso, primero me enteré de que en Guatemala y mi carrera no teníamos los recursos necesarios para trabajar con células mamíferas en nuestros laboratorios. Pero como mi madre me enseñó, navegué como pude. Coorganicé un congreso al que invitamos al doctor Juan René Álvarez Domínguez, guatemalteco experto en Biología Regenerativa y de Células Madre de la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachussets. Él presentó su investigación generando células beta pancreáticas a partir de células madre.
Resultado de mi interés en el trabajo del doctor Álvarez, se me presentó la oportunidad de asistir al laboratorio de dicha universidad como pasante de verano, pero una vez más encontré una barrera, pues la pandemia ocurrió y detuvo los planes.
Pero pensé, si yo no puedo ir a las células, ellas tendrían que venir a mí. Le pregunté al doctor Álvarez si podía enviar algunas células a Guatemala y ayudarme a establecerlas. Así nació mi proyecto de tesis: Regulación nutricional de la expresión de Dec1 en células ß pancreáticas. Así que con la ayuda del doctor Álvarez y la doctora Pamela Pennington, logré establecer la primera línea celular mamífera dentro del Departamento de Bioquímica y Microbiología.
En el 2022, asistí a la Universidad de Pennsylvania a laborar dentro del nuevo laboratorio. Estoy cumpliendo mi sueño de trabajar en medicina regenerativa. Actualmente genero células beta pancreáticas a partir de células madre, las cuales generan perfiles de expresión genética y también utilizo tecnologías de edición genérica como CRSPR-Cas9.
Este es solo el inicio de mi viaje como científica. Aún queda un océano por descubrir.