Busca influir en las niñas y mujeres indígenas para que
sueñen en grande
En el colegio aprendí a disfrutar mis clases y mi meta siempre fue destacar académicamente. Algo importante de la época de mi infancia y adolescencia es que pude visitar otros países y tener intercambios culturales con personas con puntos de vista diferentes. Representé a mi país y esto me ayudó a entender que el desarrollo se logra a través de la educación, la ciencia y la tecnología.
El momento de escoger una carrera universitaria llegó y después de investigar mucho me decidí por la Ingeniería Química. Esta carrera me ha dado recompensas. En inicio muchos amigos y luego la oportunidad de estudiar una parte de ella en la Universidad de Valladolid, España. Después me dotó de conocimiento.
Parte de mi aprendizaje ha sido por mi trabajo en el laboratorio de análisis fisicoquímico del Centro de Investigaciones de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Carlos (USAC). Allí aprendí más sobre la química y los métodos instrumentales para analizar materiales como los minerales. Además, realicé mi trabajo de graduación, que consistió en evaluar una formulación de una loción y una crema gel a base del biopolímero de quitosano, obtenido de los desechos del exoesqueleto del camarón.
Asimismo, trabajé en el Laboratorio Nacional de Salud analizando el contenido de minerales en los alimentos.
También me he desempeñado en la industria farmacéutica, en el área de la investigación y el desarrollo. En ambos lugares me percaté de la importancia que tiene la gestión adecuada de los procesos en los laboratorios, empresas o instituciones. Decidí estudiar una maestría en Gestión de la Calidad con especialización en Inocuidad de Alimentos.
Tengo un propósito muy personal: lograr que mi trabajo influya directamente en las mujeres y niñas indígenas de Guatemala para que, al igual que yo, se atrevan a soñar en grande.