Todos dejamos nuestra huella en la historia
Estudiar biología y hacerla mi profesión ha sido un verdadero reto, pero uno emocionante. Gracias a esa decisión he logrado consolidar habilidades personales como la movilidad y la adaptación a diversas ciudades, culturas y grupos de trabajo.
Mi vida se ha desarrollado entre el ejercicio de la profesión y la academia, pero también en la dedicación a mi hogar. Y es que soy una bióloga guatemalteca, pero también esposa y madre de dos niñas de 7 y 4 años.
En 2015 obtuve mi grado de doctora en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El inicio de mi carrera como investigadora estuvo, principalmente, centrada en el estudio de la genómica funcional de parásitos que afectan al humano.
Mi dedicación da fe de que mis esfuerzos me han permitido desarrollar habilidades para trabajar en laboratorios con altos estándares de exigencia. A la fecha he realizado tres estancias posdoctorales que han variado por completo el enfoque de mi ejercicio como investigadora. Puedo afirmar que los estudios de paleoecología han tenido una creciente fascinación en mí.
Esta rama de estudios me ha llevado a trabajar en el desarrollo de una nueva línea de investigación en México. Se trata de la recuperación de ADN y ARN a partir de sedimentos lacustres y suelos. He tenido la oportunidad de estudiar ecosistemas actuales y pasados, con lo que pueden proponerse nuevas interpretaciones de las interacciones que existen entre los organismos y sus ambientes a través el tiempo.
Me apasionan las ciencias genómicas y su aplicación en diversos ambientes y mi contribución está orientada a comprender la biodiversidad, la ecología y la modificación de los ecosistemas, pero al mismo tiempo promuevo el trabajo equitativo e incluyente, y por supuesto la integración del trabajo comunitario en todo momento.
Soy parte de la Organización de Mujeres en la Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD), y actualmente vicepresidenta del capítulo Guatemala, además participo en el equipo 8, cambio climático, mitigación y riesgo, esta organización me ha permitido conocer mujeres científicas guatemaltecas con quienes compartimos el compromiso de un voluntariado por una mejor Guatemala.