La experta en mecánica de fluidos y aire comprimido
La ciencia siempre ha sido algo que me atrae. En primaria fue mi materia favorita y en secundaria me fascinó la física fundamental.
Ya en la universidad, me incliné por una carrera humanística, quizás guiada por mi profesión de magisterio. Mi clase favorita era la lógica matemática y un día el ingeniero que daba la clase me preguntó ¿por qué no estudiaba una ingeniería?, pues pocas veces él podía observar a alguien que en realidad disfrutara tanto su cátedra como yo lo hacía y decidí seguir su consejo.
Hoy soy ingeniera mecánica con una especialización en energía térmica e ingeniería de fluidos. Y, si soy sincera, dudé muchas veces sobre mi vocación, pero aprender cosas nuevas y comprender los procesos, me llenaba de emoción.
Ya en la universidad, me incliné por una carrera humanística, quizás guiada por mi profesión de magisterio. Mi clase favorita era la lógica matemática y un día el ingeniero que daba la clase me preguntó ¿por qué no estudiaba una ingeniería?, pues pocas veces él podía observar a alguien que en realidad disfrutara tanto su cátedra como yo lo hacía y decidí seguir su consejo.
Hoy soy ingeniera mecánica con una especialización en energía térmica e ingeniería de fluidos. Y, si soy sincera, dudé muchas veces sobre mi vocación, pero aprender cosas nuevas y comprender los procesos, me llenaba de emoción.
Dos hombres influyeron fuertemente en mi preparación. El ingeniero Carlos García Bickford, en la licenciatura, y el doctor Robert Proesser, en la maestría de la Universidad de Manchester, quien en su clase de potencia térmica explicaba todo de manera tan sencilla y con tanta pasión que contagiaba su entusiasmo.
Pasar de la teoría a la práctica no fue fácil, mi primera experiencia como ingeniera mecánica fue al trabajar como planificadora junior de mantenimiento en una planta minera en Guatemala. Allí supe que la mejor manera de aprender es ir al sitio donde está la acción.
Ser mujer en el ejercicio de la ingeniería mecánica no ha sido nada fácil, aún hay mucha incredulidad respecto de nuestra capacidad para trabajar entre máquinas y procesos. Sin embargo, he logrado hacer brecha en el gremio.
Fue un privilegio estudiar en la universidad en la que fue catedrático Osborne Reynolds, investigador pionero de la mecánica de fluidos, allí también estudió Alan Turing, considerado uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna. Aprendí de fluidos con lo último en tecnología, desde simuladores hasta túneles de viento. Actualmente soy ingeniera de aplicaciones en la empresa alemana Kaeser Compresores.
Sueño con convertirme en una experta en equipos para aire comprimido y poder compartir los conocimientos que he adquirido, no sólo en Centroamérica, sino también alrededor del mundo.
A las niñas que quieren estudiar ciencia las invito a creer que todo es posible si nos lo proponemos y luchamos por nuestros sueños con determinación.